Dos hermanos apropiados durante la dictadura se conocieron después de 46 años: Una historia de encuentro y justicia
La dictadura cívico-militar que asoló a Argentina en la década de los 70 dejó una herida profunda en la sociedad. Miles de personas perdieron a sus seres queridos, mientras que otros fueron forzados a vivir en el exilio o en la clandestinidad. Pero tal vez uno de los capítulos más dolorosos de este oscuro período fue la apropiación de bebés por parte de las fuerzas represivas. Hoy, gracias a la investigación del juzgado federal 1 de La Plata a cargo del juez Alejo Ramos Padilla, conocemos una historia de reencuentro y justicia que nos conmueve profundamente.
La historia comienza en 1976, cuando una mujer y un varón fueron separados de sus verdaderos padres y entregados a sendas parejas. La identidad de la pareja que los apropió fue falsificada, y los registros civiles aseguraban que los niños habían nacido en esas familias. La verdad de su origen fue ocultada, y transcurrieron 46 años antes de que pudieran conocerse.
Fue la unidad especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado quien inició la investigación en agosto de 2016. Se citó a audiencia a la víctima y se le pidió consentimiento para realizar un estudio de ADN con el fin de entrecruzar sus datos con el Banco Nacional de Datos Genéticos. El examen dio negativo con las familias que habían dejado sus datos genéticos en el BNDG y la causa se cerró provisoriamente.
Pero este año, el BNDG informó que otra persona había concurrido voluntariamente a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) porque dudaba de su identidad, y resultó ser su hermano, de la misma madre y el mismo padre. Ambas personas fueron citadas a la sede del Tribunal para el mismo día en distintos horarios. Tras comunicarles por separado el resultado del informe, se les ofreció reunirse. Ambos estuvieron de acuerdo, y en ese mismo momento se conocieron y conversaron privadamente en una sala del juzgado.
El juez Ramos Padilla dictó tres procesamientos de los involucrados, al acusarlos de retención y ocultamiento de un menor de diez años, alteración del estado civil y falsedad ideológica de documento público. El juez explicó en la resolución que “falsear la verdad del origen y la identidad de los niños nacidos en otra familia, sólo puede derivar de una primitiva concepción del niño-propiedad, en la que priman los prejuicios sociales y familiares”. Además, señaló que “son los comportamientos y los deseos de los mayores los que motivan a inscribir y sostener en el tiempo una realidad biológica falsa, que afecta a los niños-ahora adultos-a los que debe garantizárseles la posibilidad de conocer su origen y su identidad”.
Esta historia nos muestra la importancia de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Gracias al BNDG y a la Conadi se pudo hacer una investigación seria, rigurosa y transparente. Ahora, estos hermanos podrán comenzar el camino hacia la reparación y la reconstrucción de sus vidas. Pero aún hay tantas historias que deben salir a la luz y que necesitan ser investigadas para poder cerrar heridas y avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.
Fuente: Telam