En la nueva novela de Daniel Guebel, “El Rey y el filósofo”, se construye un palacio literario donde cada libro es una burbuja, un mundo del que se van desprendiendo otros. Guebel emplea la información histórica para sus propios fines novelescos, creando un escenario perfecto para que puedan transcurrir intrigas, asesinatos, espionajes y sexo.
La novela transcurre en la corte de Luis XIV en Versalles, donde Johann Georg von Eckhart trabaja como valet, amanuense y asistente de cámara del famoso filósofo Leibniz. Entre cruces de cartas y fragmentos de diarios, el lector puede adentrarse con facilidad y placer en un mundo que, a priori, podría parecer complejo.
La trama se complica con la aparición de misteriosos personajes y la revelación de secretos oscuros que amenazan con cambiar el curso de los acontecimientos en la corte. Gabriel Nicolas de la Reynie, teniente general de la Policía, se presenta como investigador oficial y comienza a interrogar a Eckhart sobre los motivos de la visita de Leibniz a París. Esta irrupción en la escena resulta inquietante en todo momento.
A medida que avanza la trama, se revela un trasfondo de intriga y espionaje en la corte, con personajes que se dedican a la entrega de mensajes y la obtención de información confidencial utilizando sistemas de claves criptográficas.
Guebel describe minuciosamente la vida cotidiana de la época y hasta detalla los platos y el servicio en los banquetes reales. No falta tampoco la existencia de un prisionero en una cárcel secreta, cuyas condiciones de reclusión son objeto de controversia.
A medida que avanza la historia, se descubre que la Duquesa de Orleans ha sido envenenada, aunque quizá no era el verdadero objetivo. Es De la Reynie quien intenta descubrir la verdad detrás de ese hecho.
La novela arrastra al lector a través de las ideas de Leibniz, quien propone el uso de cometas con el objetivo de recibir descargas eléctricas para revivir cadáveres y describe una invención de Otto von Guericke, que consiste en una bomba de vacío para extraer y trasladar almas de una esfera a otra.
En definitiva, la novela de Guebel es una obra maestra de la literatura, que consigue transportar al lector a la corte francesa del siglo XVII de una manera fascinante. Cada libro es una burbuja, un mundo del que se van desprendiendo otros, y esta novela es la mejor prueba de ello.
Fuente: Telam